en este día alterno y de tiempos maduros.
Vuelvo a perderte y no sé,
si he de contar los años,
o no he de verte jamás.
Te vas arrastrada por ese amor
que no niega tu encantadora mirada,
y que se hace aún más fuerte
con cada travesura de tus hijos.
Talvés a tu regreso te descubra
otro par de traviesos y muchos años encima,
pero a tu retorno también espero
la misma bella sonrisa que tu partida dejó.
Cuidate del tiempo y de los hombres
de la envidia y de la mentira.
Y más aún, de los falsos recuerdos
que hoy te llevas de mí.
A mi inquebrantable amiga Rocio Costa.
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