24 septiembre 2007

Mi abuelo y la bruja


Mi familia guarda en su memoria cientos de historias, mitos y leyendas que forman parte de su tradición cultural que se esta perdiendo con el paso d los años. Es así que decidí contarlas a mi estilo, sin perder la originalidad de las mismas:

Mi abuelo, Luis Diestra, un hombre muy enigmático, exigente y religioso, acostumbraba chacchar sobre una enorme piedra que había acondicionado como un enorme sillón a la espera del ocaso, la salida de la Luna y el primer fulgurar de las estrellas.

Mientras disfrutaba de la función que el cielo le ofrecía en su soledad (otra historia), meditaba aquellas cosas que debía realizar el siguiente día. Pues el día empezaba a las cinco de la mañana y más sobre todo cuando faltaba trasquilar las ovejas; comprar el pasto para los cuyes y arreglar el horno, hecho de barro y ladrillo, para hornear el pan y el bizcocho serrano.

Sin embargo, aquel día, cuando disponía a retirarse, escuchó un gruñido que le hizo girar a su izquierda. Sorprendido, vio una extraña y flacuchenta puerca(*) parada en medio de aquella acequia que cruzaba por un costado de su casa. Sin dudarlo, mi abuelo se incorporó y maldijo a dicho animal, que impávida la miraba desafiante a los ojos.

Como si su instinto de protección le hubiese advertido, sacó de aquel protector de cuero endurado un filudo y reluciente cuchillo de acero, que junto a su anillo, también de acero, adornaba su mano e infundía miedo a cualquiera.

Fue en ese momento que la puerca lanzó un fuerte chillido y se convirtió en aquella señora delgada que vivía al otro lado del cerro. Sí, era la bruja “Tisha”, Teresa para los mortales, quien se había transformado para ir en busca del alma de un envidiado sujeto, por el cuál le habían pagado.

Hasta aquí llegaste bruja de mierda – aún sorprendido – le dijo mi abuelo.

La bruja asustada, deseaba no ser herida con aquella acerada arma contra la que no tenía ninguna opción.

No don luchito, no he venido por usted – con voz entrecortada - le respondió Teresa.

Lárgate, o te mato carajo – con voz fuerte - enfatizó mi abuelo, mientras mostraba el cuchillo a la bruja para seguir intimidándola.

"Tisha" tuvo que huir de inmediato antes mi abuelo no pudiera controlar su ira y termine siendo víctima de tan filudo instrumento, aquel que es capaza proteger a su portador de las mágicas artes de la hechicera.

(*) Puerca: Es la hembra del puerco o chancho. Animal porcino.

23 septiembre 2007

Musa mía


Tu rostro es la expresión más hermosa de Dios.
Eres luz radiante de la juventud,
derrochas amor, paz y belleza.

Tu mirada sensual, tierna y angelical
hacen que me sienta tan frágil
y débil al hablarte.

Tus labios provocativos
me invitan a conocer y sentir
tu fragancia y dulzura.

Y tu cuerpo dibujado,
por la gracia de la perfección,
se convierte en la tentación
donde todo hombre sedea caer.

Fernando García Guevara, Trujillo - Perú 2003