15 agosto 2012

En un rincón cerca del cielo


En una ciudad cerca del cielo
bajo El Sol ardiente de una tarde,
una sorpresiva llamada rompió mi sueño.

Fui invitado a un corto viaje
para rescatar de la frágil memoria
aquellos paisajes que visité cuando niño.

Escolté así a una bella amiga
a descender aquel corto camino
para en total plenitud divisar
aquel lugar nombrado como Las Torres.

Nos detuvimos mucho antes de llegar
y quedamos totalmente sorprendidos
al descubrir un devastado paisaje
con escombros de nuestro recuerdo.

Pero la tarde seguía su curso
y nos desviamos a un camino empinado,
que ascendía hasta casi rozar el cielo
y se desvanecía en la cima de un cerro.

Seguí cada paso entusiasta y fatigante,
que con sus inusuales tacones marcaba,
mi majestuosa y esforzada caminante,
hacia aquel encumbrado mirador natural.

Al final de tan extensa ruta,
el viento nos abrazó con fuerza
y sacudió el ichu en suaves vaivenes,
bajo un cielo serrano lleno de Estaciones.

Esperamos impacientes la caída de El Sol
bajo nuestras más atentas miradas
e inmortalizamos con tantas imágenes
la corta estadía de mi singular compañera;

quien logró seducir la necedad del tiempo
bajo su delicada mirada y su sonrisa constante
y su actitud siempre posera ante cada bello paisaje.

Testigos del encuentro de El Sol y La Luna
y victimas de un intenso frío casi nocturno
descendimos complacidos el mismo camino

Y tras la partida, fue nuestro consuelo
comprobar que aún existe en esta tierra
un hermoso rincón cerca del cielo.

12 agosto 2012

Te he etiquetado en mi mente y en mi corazón

En una simpática charla a través del chat de Facebook nació una frase llena de cariño y romanticismo; desde luego un tanto cursi, pero que en esta era dominada por la tecnología y la popularidad de las redes sociales surgió de manera precisa. Aquí les dejo con esta frase dedicada a quien brindó la chispa para su concepción.

"Te he etiquetado en mi mente y en mi corazón"....

11 agosto 2012

La última carta de amor

Estimada y queridísima, AMIGA

Te imagino despertar con un pequeño bostezo, el pelo alborotado, los ojitos semidormidos y una dulce sonrisa. Conforme avanzan las horas dibujo tu día en mi pensamiento y te veo totalmente ajetreada, en momentos renegando, siempre creativa e inteligente, eventualmente sonriente e incansable. Al terminar el día bajo las sombras, imagino la luz de tu sonrisa y el brillo de tus ojos ser los guías en el camino hacia un dulce sueño.

Mientras yo, despierto con la ilusión de verte, de abrazarte, de compartir y disfrutar lo que lograste, haces y anhelas lograr. Y al caer El Sol bajo tus ojos, descanso bajo La Luna con la esperanza de que un día mi abrazo te proteja del frio de la noche.

Cada día, con cada latido, mi corazón extiende por todo mi cuerpo el enorme cariño que te tengo. Estoy inundado de amor, de sueños, de esperanzas y mi pensamiento navega contigo hasta los confines que descubro en tu mirada.

No solo has avivado mi cuerpo, también reanimaste la esencia de quién creía en un momento perdido bajo las oscura sombra del olvido.

Son pocos los días contigo y muchos sin ti. Pero cada momento a tu lado es una vivencia indescriptible, intensa y placentera. Es el tiempo quien nos obliga a una despedida, pero es tu sonrisa, tu mirada y picardía, quien alimenta mi esperanza y las ansias de un nuevo encuentro.

Te quiero, te lo digo hoy y quiero repetírtelo siempre, en todo momento, en cada lugar, bajo cualquier circunstancia… Te quiero, y si eso no basta te quiero mucho, mucho, mucho más….

Siempre con un abrazo y un beso, Javier.