25 marzo 2008

El sermón de la "Loca Gabi"

Todos la conocen como Gabriela o "Gabi" y se le puede considerar la más ferviente devota de los centros de oración tanto católico como de otra doctrina religiosa. Tiene alrededor 35 a 40 años. Viste con una larga falda azul y un polo marrón con rayas negras.

Su mundo son las principales calles de la urbanización El Bosque, La Noria y Santo Dominguito de Trujillo. Descansa a menudo sobre una dura y fría banca de cualquiera de los parques que por esa zona abundan y en ocasiones el césped se convierte en un suave colchón, donde solo incomodan los insectos.

Al despertar cada mañana, lleva consigo un par de bolsas negras cuyo contenido intriga a todos. Muchos aseguran que contienen objetos, parte del pasado que aún no puede olvidar y que mantiene cautivos, como una esperanza que le devuelva al mundo real.

Es infaltable, como la más abnegada de las religiosas, a las misas de cada domingo. Su presencia, aunque lo nieguen muchos, incomoda; tanto por su aspecto como por el desagradable hedor que emana de su cuerpo. Nadie se sienta a su lado, todos huyen y la miran de reojo.

Acabada la misa o la asamblea, pues concurre por lo general a la Iglesia Católica (de donde la paran echando) o la cristiana, comienza el gran sermón de la "Loca Gabi", como le dicen los niños, y no podía ser de otra manera que con insultos de grueso calibre disparados a diestra y siniestra. Esto origina la sorpresa de todos los presentes, que se persinan simultáneamente.

Luego de vaciarse la sala, ella vuelve a su rutina diaria en busca de la caridad de la gente - desde luego sin esa exhaltación - para tener que comer durnate el día. Y aunque parezca mentira, cada gesto caritativo con ella devuelve un amable "Gracias".