20 noviembre 2009

Casualidad

Cerca de tu casa caminaba
con la mirada puesta en el camino,
con el pensamiento en el olvido,
con el corazón lleno de frio.

No te encontré al pie de la calle
o bajo el dintel de tu puerta
y no supe que debía conocerte.

Aseguras que es el misterioso destino,
dueño eterno de las casualidades;
quién en un lugar más común y remoto
nos puso este punto de encuentro.

No importa la causa, talvés sí el motivo.
A ambos nos cobijó el mismo pueblo,
y nos presentó el mismo gran amigo.

Falta madurar nuestra amistad.
Esperemos darnos el tiempo
y que el tiempo dé oportunidad.

A mi amiga y paisana Marielita

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