02 julio 2009

Soleado atardecer

El alba de tus ojos deslumbra mi día.
Tu beso enciende mis demonios,
quienes ante el fragor de tu sonrisa
suelen darse por vencidos.

La cálida brisa de tu aliento,
humedece mis labios
al ardiente compás de tu mirada

y en la caída curvada de tu pelo,
descansan curiosas mariposas,
cuáles parte de tu pensamiento.

Pero al pestañar la fria noche,
el silencio describe el final de este encuentro
y la distancia se acorta a tan sólo un abrazo.

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