Tu rostro es la expresión más hermosa de Dios.
Eres luz radiante de la juventud,
derrochas amor, paz y belleza.
Tu mirada sensual, tierna y angelical
hacen que me sienta tan frágil
y débil al hablarte.
Tus labios provocativos
me invitan a conocer y sentir
tu fragancia y dulzura.
Y tu cuerpo dibujado,
por la gracia de la perfección,
se convierte en la tentación
donde todo hombre sedea caer.
Fernando García Guevara, Trujillo - Perú 2003
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