02 mayo 2012

Shiran - Poroto en un primero de Mayo


El sueño me vencía a pocas horas de terminar el mes de abril, así que programé el despertador para que me despierte a las 6 de la mañana y cerré mis cansados ojos en un sueño profundo...

A las 6 primeras horas del primer día del mes de mayo de este año, sonó mi despertador, que reposaba a un costado de mi almohada, y me obligó a salir de la cama. Bajé hasta el primer piso de mi casa para mojar mi cara y sacudirme de los últimos rastros de sueño. Regresé a mi habitación para alistar las cosas que llevaría al  paseo que programamos con varios amigos por el Día del Trabajo o del Trabajador. El lugar escogido fue el centro poblado de Shirán, distrito de Poroto, Trujillo.

Media hora después, fui a ducharme antes de que mis hermanas ocuparan el baño, porque cuando pasa eso, la espera es larga y lenta. Ya listo con todo y aún con mucho tiempo disponible, me dispuse a preparar algo de comida para llevar, pero como no he cocinado hace mucho tiempo necesitaba un poco de ayuda. Fue así que mi hermana menor preparó el arroz y yo preparé - a mi estilo - un rico bistec de corazón de res.

En el proceso iba llamando por celular a algunos de mis amigos para ver si ya están en pie alistándose y recordar algunas cosas que debían llevar. Llamé a Elizabeth quién debía llevar la pelota de voley y a Jaime, encargado del balón para jugar fulbito. Ambos cumplieron.

A pocos minutos de salir al punto de encuentro para embarcarse a Shirán, Fernando me llamó para que lo espere y pueda recoger unas cosas de mi casa. Sin embargo, se retrasó más de lo esperado, lo llamé y decidimos mejor encontrarnos en el paradero de combis que salen hasta Shirán y Poroto, punto de encuentro acordado con los demás chicos y que quedaba a pocas cuadras de mi casa, cerca al cruce entre las avenidas César Vallejo y América Norte.

De camino, cerca de las 9 y 30 de la mañana, pasé por el mercado La Noria para comprar un poco de fruta. Ya llevaba mucho retraso, pues el encuentro había sido pactado para las 9 de la mañana. Después de todo llegué, pero aún faltaban tres de nuestras amistades: Jaime, Fernando y Mariela. Los chicos tuvieron percances para llegar, pero Mariela los tuvo para salir de casa.

Al final ellos llegaron, pero Mariela quedó en encontrarse con nosotros allá en Shirán. Así que nos embarcamos. Tomamos algunas fotos dentro del vehículo y escuchábamos música. Tras un largo tramo llegamos a la nueva caseta de peaje que colocaron en la vía que va hacía la sierra liberteña. Según el cobrador, por el cobro de peaje el pasaje subió un sol más; es decir, de 3 que se pagaba ahora se paga 4 nuevos soles.

A Shirán llegamos al promediar las once de la mañana. De la infinidad de lugares campestres que se encuentran en dicho centro poblado habíamos escogido el restaurante denominado "El Sol de Shirán", un lindo lugar con espacio para jugar, comer, nadar, descansar y bailar.

Buscamos un espacio con grama cerca a los campos de voley y fulbito para sentarse y dejar las mochilas. Luego, nos preparamos para jugar un partido de voley entre nosotros, pero un grupo de señoras y chicos nos retaron, así que nos enfrentamos a ellos en un partido donde descubrimos que había talento para el deporte como también para hacer reír.

Luego de dos derrotas categóricas empezamos a consumir la fruta que llevamos y a descansar un poco, porque teníamos que jugar fulbito contra a otro grupo de chicos. A pesar de ganar cómodamente, nuestra barra nos divertía con su peculiar forma de alentar:
- "Pásame la Ejue...", "Jueguen pes", "Me hacen reír", fueron algunas delas frases vitoriadas.

Ya agotados, eran más de la una de la tarde, nos tomamos un receso para lavarse y poder almorzar; claro está que disfruté de mi rico bistec, mientras que los demás degustaron de un rico pollo a la plancha. Una vez  terminado nuestros platos salimos del local para ir hasta Poroto, lamentablemente mi sobrina Silma debía regresar a Trujillo, pues tenía que viajar hasta Santiago de Chuco por trabajo. Junto con ella se fue nuestro amigo Dj Leo, hermano de Silma.

Empezamos la caminata hasta Poroto con las mochilas en la espalda y ya puestos los pantalones y evitar la picadura de zancudos y mosquitos. El tramo es toda una pista asfaltada que sobrepasa la plaza principal del distrito. Una vez en Poroto subimos hasta el Mirador para tomarse unas fotos y disfrutar de la vista, luego bajamos hasta el paradero para abordar el vehículo que nos regresaría hasta Trujillo. Durante todo el camino pude ver como se quedaron dormidos Elizabeth, Jaime y Fernando.

Al final llegamos a Trujillo cerca de las cinco de la tarde y cada uno se dirigió a su respectivo hogar para seguir con nuestras rutinas, una de ellas es entrar al Facebook y colgar tanto los videos como las fotos de este gratísimo paseo.

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