18 febrero 2006

Truza traicionera


Si mal no recuerdo un verano del 2003 acordamos reunirmos para ir a la piscina y refrescarnos un rato. El punto de encuentro fue la Plazuela El Recreo. Mi puntualidad era - por aquella época - una constante, así que fui el primero en llegar. Luego de media hora llegaron "El maestro" Gerald y Fery.Faltaba Ángel, el "mocherito", asi que decidimos esperar - para variar - un rato más.

Entre tanto, charlamos sobre si sabía nadar, que traje de baño había traido, cuando fue la última vez que entramos a una piscina, en fin. No duró mucho la conversación pues Ángel llegó, todo entusiasmado y sudoso, tras unos breves minutos. Ya reunidos nos dirigimos a la piscina Victor Larco, ubicada en frente de la Plazuela. Tocamos aquel portón celeste de madera y un señor abriò la puerta. Nos miró raudamente y nos mostro un talonario que llevaba en la mano, pues se debía pagar un nuevo sol por usar la piscina. Tras pagar, entramos, en busca de uno de los de los vestidores que se ubicaban a la mano izquierda de la entrada.

Nuestro recorridono no paso desapercibido, pues a la mano derecha se encontraba una larguísima banca donde una fila de señoras estaban sentadas espiando a sus hijos y a los visitantes que mojaban su cuerpo en el agua. Algunas conversaban y volteaban la mirada de rato en rato para asegurarse de que sus pequeños no tenían ningún problema, cuando chismoseaban que hacia la gente que ingresaba reciéntemente.

Algunas señoras no estaban nada mal eh. Y es que para evitar mojar sus prendas de calle lucieron, para gracia de nosotros, unos no muy atrevidos trajes de baño, algunos muy bien entalladitos. Tranquilo Ángel - dijo Fery - sabemos que eres experto en teclas. Y una rueda de carcajadas irrumpió en en sonoro chapoteo de los nadadores

Nuestros trajes si eran muy reservados, una truza o short algo corto como para mostrar algo de piernas. Lástima por Gerardo, él no tenía más que dos brazos que reemplazaban sus piernas; las de Angel se confundieron con su negra vermuda y las de Fery parecían un par de flourescentes

Ya en la piscina empezamos a mostrar nuestras habilidades dentro del agua. Como si fueramos unos niños apostabamos quien aguantaba la respiración más tiempo bajo el agua o quién llega primero a la orilla opuesta de la piscina. Pero hubo un juego iniciado por Angelito que me provocó una deshonra. Él sumergía en el agua a aquel que lograba atrapar y lo soltaba cuando veía su desesperación por volver a flote. Es así que cuando inicia su persecución y en mi desesperación por no ser atrapado decidí salir por un costado de la piscina, justo por donde se ubicaban los vestidores.

Pero esto terminó mal. Vaya verguenza que me dió. Cuando levanté mi cuerpo para salir de la piscina, el agua se había acumulado en mi shorcito e hizo que éste se quedara en el agua y desprotegiera MI BLANQUIÑOSO POTITO.

Pobrecito, mi trasero quedó a merced de la atenta mirada de ese grupo de señorasque se encontraban tras de mí; es decir, sus miradas se dirigieron directamente a esas nalguitas que tuve que esconder, apresuradamente, bajo el agua hasta nuevamente colocarme mi prenda traicionera. Mis amigos se reían a carcajadas y su burla duró muchísimos días.

Ay amigos, recomiendoión para a todos aquellos aprendices y entusiastas nadadores

LLEVAR UNA PRENDA SEGURA
QUE EL AGUA NO ARREBATE
Y DEJE DESNUDO
LO QUE NO ES SUYO.

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